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Esa casualidad en la que nos encontramos, esa forma en la que me pediste el deseo, de estar conmigo o era a caso otra situación, como lo sabré, la forma en tu caminar en la que me vuelves loco, esa forma de deslizarte en este mundo, te llamarte a los cuatro vientos para que me escucharas y me recordaras, y dio resultado, esa forma en la que te conectaste conmigo desde los primeros momentos, les conté a mis hermanos las ideas, los pensamientos, los dulces sueños que sentía hacia ti. La forma en la que estuvimos tan relacionados en esa primera conversación que tuvimos y en la que unimos parte de nuestras vidas, esa forma nuestra de hablar de cualquier tema, esa forma en la que congeniamos al decir que nos conocíamos de vidas pasadas, será que es cierto o solo esa sensación de haber hablado antes, esa magia que tenemos a nuestros alrededores al estar juntos, ¿donde habías estado?, esa pregunta en la que los dos la hicimos, esa forma en la que nos besamos, en la que nuestros cuerpos se juntaron por primera vez, cómo no recordarlo, eres el amanecer donde mi vida despierta, ahora en lugar de tomar esa poción de vino, tomo la poción de amor en la que me envuelves, con esas garras en las que nunca me gustaría desprenderme, tómame de esa forma en la que siento esa brisa que me transcurre en todo el cuerpo.

Me encanta tenerte, abrazarte, besarte, beber de ese corazón inmortal, tan inmortal como yo lo fui, esa inmortalidad de la que renuncie por ti. Átame con esa forma tan peculiar de hacerlo, enséñame a amar de esa forma en la que tú me lo dices.